Acceso al posicionamiento

 

Venimos tiempo llamando la atención sobre el grave deterioro de la sanidad pública madrileña y su impacto negativo en la salud colectiva de la población. A pesar de que la pandemia puso en valor el papel que jugaba la sanidad pública como instrumento estratégico para la protección de la población frente a las amenazas epidémicas, así como la necesidad de reforzar los recursos de los especialmente infradotados y mermados sectores sanitarios de la atención primaria y de la salud pública, la realidad es que lamentablemente este refuerzo no se ha asumido por las autoridades competentes.

La visibilización más clara fue el cierre permanente de los centros de urgencias extrahospitalarias o los crecientes tiempos de espera para tener cita en el centro de salud, que generaron un claro rechazo por parte de la ciudadanía. Sin embargo, fueron menos visibles socialmente el cierre reciente de los servicios territoriales de salud pública (centros de salud pública de áreas y distritos) y la centralización de sus profesionales, con su probable impacto negativo en la vigilancia epidemiológica, prevención, protección y promoción de la salud de los territorios a los que servían en la cercanía desde hace 30 años.

Asimismo, quedaban ocultos el desgaste físico y emocional creciente y la sobrecarga de las y los profesionales de atención primaria, obligados a atender a más de 50 pacientes al día, con huecos de agenda de 5-6 minutos, y con contratos precarios e inestables en muchas ocasiones. Esta excesiva carga asistencial y este tipo de contratación imposibilitan una atención mínima de calidad, dificultan en extremo la longitudinalidad, accesibilidad e integralidad asistenciales y relegan a la utopía el desarrollo de actividades comunitarias. Un indicador claro del deterioro público de la atención primaria ha sido el espectacular incremento de la contratación de pólizas de seguros médicos privados durante la pandemia, en paralelo a la desinversión en la sanidad pública.

Este deterioro no es exclusivo de la Comunidad de Madrid, como se está viendo en las protestas profesionales y ciudadanas que están aflorando en otras comunidades autónomas. Sin embargo, por desgracia, en nuestra región adquiere un nivel crítico, tal como se refleja en muchos indicadores, como por ejemplo el gasto sanitario público en atención primaria por habitante, en el que la Comunidad de Madrid está a la cola de España. Por otra parte, las condiciones especialmente precarias de los contratos y las condiciones de trabajo ofrecidas favorecen una migración de profesionales sanitarios hacia otras regiones o países, lo que agrava aún más su escasez.

La amenaza de esta situación sobre nuestra salud colectiva es indudable. Por ello, la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP) ha venido señalando y denunciando esta situación a lo largo de los años de la pandemia, además de apoyar las convocatorias de manifestaciones y protestas de asociaciones profesionales, sindicales y ciudadanas que se han producido durante el otoño madrileño.

En esta línea queremos manifestar nuestro apoyo y solidaridad con el colectivo médico de atención primaria que inició una huelga hace cuatro semanas, basada en razones sobradamente justificadas y con un importante sacrificio personal implícito. Al mismo tiempo, queremos rechazar rotundamente los intentos de demonizar a este mismo colectivo y atribuirle razones ocultas. No es la primera vez que los responsables políticos de la Comunidad de Madrid lanzan sospechas sobre sus profesionales, en vez de atender sus demandas. Consideramos de alto riesgo este deterioro intencionado y malicioso de la imagen de los empleados públicos de la sanidad madrileña y llamamos a rectificar de raíz estas estrategias para afrontar el conflicto laboral. Por otra parte, consideramos justificadas la desconfianza del colectivo en lucha hacia las ofertas de inversión de la Consejería de Sanidad (algunas de las cuales son antiguos acuerdos no cumplidos), si no van acompañadas de un claro compromiso presupuestario y de cambios organizativos.

Junto con este apoyo explícito hacia el colectivo médico en huelga, queremos hacer un llamamiento a conseguir una mayor transversalidad (implicación de otros colectivos y organizaciones) en las futuras convocatorias de acciones. La atención primaria, así como otros sectores de la sanidad pública, es multiprofesional, compartiendo esta situación de deterioro asistencial, sobrecarga y precariedad laboral otros colectivos, además del médico, y que son imprescindibles y troncales de la atención primaria, como la enfermería, el personal de trabajo social, de las unidades administrativas, etc. Hay muchos intereses comunes que comparten estos colectivos profesionales y mucha experiencia de las organizaciones que las representan, por lo que hay que evitar dinámicas corporativas y disgregadoras que solo benefician a los que se empeñan en seguir deteriorando nuestra sanidad pública madrileña.

Madrid, 12 de diciembre de 2022

Junta directiva de AMaSaP

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