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Ante el caso de Enfermedad por Virus Ébola (EVE) originado en Madrid, siendo el primero adquirido en suelo europeo, la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) y la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP) recomiendan evaluación, prudencia y no generar alarma, y además, 

AMaSaP ADVIERTE (A PROPÓSITO DE LA CRISIS DEL ÉBOLA): EL QUE SIEMBRA VIENTOS RECOGE TEMPESTADES

  • AMaSaP, como asociación profesional, muestra seguridad y confianza en la capacidad técnica de la Salud Pública regional para controlar sanitariamente la situación provocada y superar sin más complicaciones la alarma producida.
  • AMaSaP, como sociedad científica, denuncia que la Comunidad de Madrid está en desventaja en la gestión de esta crisis al haber prescindido, en el año 2008, de la Dirección General de Salud Pública dentro del organigrama de la Consejería de Sanidad.
  • AMaSaP, en su vertiente de denuncia social y ciudadana, propone cambios en la política sanitaria regional de tal forma que se valore y considere la salud  como un bien colectivo que hay que fomentar y proteger.

La Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP), sociedad federada en SESPAS, está de acuerdo con las recomendaciones de esta última y las asume como propias, contribuyendo con el trabajo de sus asociadas/os en todo lo necesario para atender a la población madrileña, de forma que cuanto antes quede controlada sanitariamente la crisis sanitaria por Ébola y se supere, sin más complicaciones, la alarma inherente a la difusión de estas noticias.

Con respecto a la necesidad de evaluar las actuaciones que hayan podido dar lugar a la situación en la que nos encontramos, queremos destacar que las actuaciones del gobierno de la Comunidad de Madrid, desde el año 2008, han condicionado un sucesivo deterioro de las estructuras de Salud Pública. AMaSaP, desde su fundación, viene denunciando que la Comunidad de Madrid es la única Comunidad Autónoma donde no existe una Dirección General de Salud Pública, habiendo reducido en los últimos años sus efectivos profesionales en un 40%.

Estas deficiencias han sido determinantes para que no se hayan analizado a priori los peligros potenciales para la población con relación a la EVE,  por no tener previstos programas preventivos para evitar lo que ha sucedido o por la falta de planes diseñados para proteger a la comunidad en general. Una cosa es valorar la capacidad asistencial para un número limitado de pacientes y otra, muy diferente, es preparar los medios y programas para proteger a la comunidad ante cualquier eventualidad de carácter epidémico que pudiese producirse. Ni en un caso ni en otro hemos estado suficientemente  preparados. Estas deficiencias deberían haber sido tenidas en cuenta por las autoridades sanitarias a la hora de decidir la repatriación de los pacientes infectados en África, al tiempo que se debería haber dispuesto la adopción de las mejores medidas disponibles para conseguir la dotación adecuada.

Al dar prioridad a los recortes estructurales y presupuestarios en Salud Pública se han dejado al descubierto muchos flancos de la protección de la salud. La disminución de los recursos ha provocado el desmantelamiento de servicios que ahora se han tenido que improvisar cuando se han necesitado. Al no tener políticas y planes estratégicos de protección de la salud, los especialistas no pueden advertir de las necesidades que se pueden presentar en lo referente a la atención de las enfermedades emergentes y reemergentes. Al olvidar la necesidad de intervenir en la corrección de las causas de las enfermedades, no se va más allá de la detección de la alerta, sin poner la atención necesaria en los programas que eviten su aparición o en tener previstas las intervenciones cuando  se presentan los problemas, tal y como ha ocurrido ahora.

Nuestra reflexión tiene como objeto conseguir que las deficiencias descritas sean corregidas, reponiendo, entre otras cosas, la Dirección General de Salud Pública,  y reivindicar la atención a los problemas de salud desde una perspectiva poblacional y comunitaria que vaya más allá de la concepción individual de la prevención y que se entienda que la protección de la salud no es sólo una preocupación que ha de ocupar individualmente a cada persona sino que, además, requiere una atención colectiva que solo el buen gobierno de lo público puede acometer.

AMaSaP es una asociación científica y profesional, adherida a la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), cuyo fin último es promover la mejora de la salud de la población. Esta asociación, compuesta por profesionales de diversas disciplinas de la Salud Pública, fue creada hace ya seis años con la misión de velar por la mejora continua de la calidad de los servicios de Salud Pública ofrecidos por las administraciones públicas. Desde su nacimiento, a través de varios comunicados y notas de prensa, ha venido reivindicando el cambio en la política sanitaria regional en materia de Salud Pública.

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