El medio 65YMÁS informa que las olas de calor de este verano han provocado la muerte de 3.475 personas mayores de 65 años en España, lo que representa el 96% de los fallecimientos por exceso de temperatura registrados desde mayo, según el sistema MoMo del Instituto de Salud Carlos III. Solo en agosto se produjeron más de 2.000 muertes, una cifra que supera con creces la del mismo periodo en 2024.

Pilar Serrano Gallardo, presidenta de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP), explica que esta elevada mortalidad es esperable porque las personas mayores son un colectivo atravesado por múltiples vulnerabilidades, lo que las convierte en la “diana” principal de las temperaturas extremas.

Profesionales sanitarios insisten en que gran parte de estos fallecimientos podrían haberse evitado con medidas de prevención sencillas y protocolos específicos desde la Atención Primaria. Destacan la importancia de la hidratación, la ventilación adecuada de las viviendas, la revisión de tratamientos médicos y la detección precoz de síntomas relacionados con el calor.

La vicepresidenta de AMaSaP, Lucía Martínez Manrique, subraya que la vulnerabilidad de las personas mayores frente al calor no depende solo de factores biológicos —como la disminución del flujo sanguíneo, la menor capacidad de sudoración o la pérdida de la sensación de sed—, sino también de factores sociales. Vivir en pisos altos sin ascensor, en viviendas sin aire acondicionado, en soledad o con escaso apoyo social, así como la pobreza energética, incrementan significativamente el riesgo de complicaciones y mortalidad durante las olas de calor.

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