Comunicado para socios de AMaSaP

 Valoración de la situación en la Comunidad de Madrid

 A raíz del contagio/infección del primer caso de enfermedad por virus de Ébola (EVE) contraído en Europa, a partir de la repatriación desde África de dos misioneros españoles afectados, se puso en evidencia la debilidad de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid para la gestión de la crisis sanitaria provocada.

Se han podido evidenciar carencias fundamentales como la falta de un liderazgo de la autoridad sanitaria y la ausencia de un plan de comunicación que hubiese tranquilizado a la población, dando información concreta y veraz, evitando así el intrusismo informativo y todo el ruido mediático que ha entorpecido el trabajo propio de los servicios de Epidemiología y  Salud Pública.

A las deficiencias comentadas se ha de añadir la falta de previsión, al no valorar los riesgos potenciales derivados de la atención de los dos repatriados, y la consiguiente falta de planificación de las medidas de prevención de la enfermedad y protección de la salud que se deberían haberse tomado.

La labor de los especialistas y técnicos de Salud Pública ha sido correctamente desarrollada en lo referente al estudio y control epidemiológico de la alerta, si bien, para poder compensar los problemas comentados, se ha tenido que movilizar a todos los profesionales  existentes en los mermados Servicios de la Salud Pública que aún permanecen en activo.

En opinión de AMaSaP – SESPAS, la supresión en 2008 de la Dirección General de Salud Publica, junto con el proceso de desmantelamiento del Hospital Carlos III como hospital de referencia de enfermedades infecciosas, han sido factores fundamentales para explicar las causas de esta crisis, poniéndose en evidencia la falta de apoyo, conocimientos y un plan de actuación que podrían haber sido aportados por esa Dirección General de Salud Pública si hubiese estado operativa.

Consecuentemente se solicita al Comité Científico que se pronuncie  a favor de que la Comunidad de Madrid recupere su estructura de Salud Pública regional, necesaria para poder afrontar situaciones como las que han tenido lugar y posibilitar un trabajo pleno y eficaz, siendo capaz de:

  1. Liderar intervenciones rápidas, que proporcionen respuestas adecuadas, de alcance suficiente para atender los brotes, crisis y alertas sanitarias.
  2. Diseñar y planificar un plan de comunicación interna  y externa que contribuya a manejar las situaciones de crisis.
  3. Proporcionar unos programas de formación dirigidos a los profesionales que garanticen su seguridad en el proceso de atención clínica y su alta cualificación clínico-asistencial.
  4. Elaborar un plan de educación para la salud específico de cada bote o alerta sanitaria con elaboración de material divulgativo con difusión en los medios de comunicación.
  5. Preparar protocolos claros de actuación y manipulación de animales transmisores de enfermedad y disponer de instalaciones adecuadas para llevarlos a cabo.

Resulta necesario insistir en el cumplimiento de la vigente Ley 33/2011 General de Salud Pública, y en especial en la creación del Centro Estatal de Salud Pública, que asuma las funciones de asesoramiento técnico y científico  en materia de Salud Pública y la evaluación de intervenciones de salud pública, tanto en el ámbito de la Administración General del Estado como en el de otras Administraciones.

La Colaboración económica y de recursos humanos en África Occidental.

No podemos olvidar que la epidemia de Ébola donde está teniendo un importante impacto en la Salud Pública es en los países de África Occidental más afectados, devastando la ya precaria situación sanitaria de estos países, y la mortalidad indirecta paralela es más elevada debido a enfermedades como malaria, neumonías o diarreas, por ello, solicitamos al Comité Científico que proponga al Gobierno:

  • Facilitar los máximos recursos económicos disponibles para la contención de la epidemia allí donde tiene su origen.
  • Velar por el adecuado traslado de esos fondos hasta que lleguen a destino de forma rápida; ya que, de la aportación previa de España, la ONU sólo ha registrado hasta el momento la séptima parte.
  • Facilitar y promover la colaboración y participación directa de profesionales voluntarios.
  • Motivar e impulsar una respuesta similar en otros países, dada la escasa respuesta internacional que está recibiendo esta crisis.

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